Por Martina Telo Lococo.
Amy finalmente es libre. Con sólo 27 años, después de luchar durante mucho tiempo contra los monstruos que vivían en su interior, su cuerpo dijo basta.
El sábado 23 de julio fue encontrada muerta en su departamento de su ciudad natal, al norte de Londres. ¿Por qué murió?, es aún un misterio. Los resultados de los exámenes toxicológicos se conocerán aproximadamente a mediados de agosto. Lo que sí sabemos es que al momento de dejar este mundo lo hizo durmiendo en su cama y sin rastros de violencia física, según informó Chris Goodman, su manager y amigo.
Los medios, por un lado, manejan la hipótesis de una sobredosis; varios testigos afirmaron que la exitosa cantante compró ketamina, éxtasis y cocaína el día antes de su muerte. Contrariamente y desde un punto más cercano, su familia aseguró que Amy estaba pasando por el momento “más feliz” de su vida y que había vencido su drogadicción tiempo atrás, pero no así su debilidad por las bebidas alcohólicas.
Back to black.
Amy empezó su carrera artística con apenas trece años, cuando le regalaron su primera guitarra y comenzó a componer sus canciones. Su primer disco, Frank (2003), la destacó como la pionera de un nuevo estilo en Inglaterra, que combinaba soul, jazz, góspel, R&B. Frank llegó a convertirse en sólo meses en disco de platino y ser nominado para los Brit Awards y premios Mercury Music.
La “diva del soul” dio su gran salto al estrellato al grabar en 2006 su segundo álbum, Back To Black, disco que contiene temas como Rehab –polémico por haber sido la respuesta al pedido de sus padres de iniciar un tratamiento de rehabilitación-, My tears dry on their own, y You know i’m no good, entre otros. Éste, con canciones más profundas y dramáticas que el anterior, mostraron a Amy como una mujer sensible, depresiva y adicta, pero con una voz y personalidad poderosa que intentaba mantenerse en pie.
Los problemas salieron a la luz. Las cámaras estaban fijas en ella, todos sus movimientos estaban controlados. Fotos y videos que mostraban su delgadez y su problemática con las drogas y el alcohol la hicieron hablar: “He perdido peso desde que dejé de fumar marihuana. Ahora voy al gimnasio, bebo mucho agua y hago una dieta equilibrada”, aseguró en una entrevista en 2008. De todos modos, luego admitió que sufrió problemas alimenticios, especialmente después del encarcelamiento de su ex esposo Blake Fielder, su gran y tormentoso amor.
En 2008 fue consagrada como la primera cantante inglesa en ganar cuatro de los cinco premios Grammy al que estaba nominada.
Al ritmo de su fama, sus adicciones iban en aumento; ¿podría esto haber anunciado que se acercaba el final?
Su último show fue el pasado 18 de junio en la ciudad de Belgrado, Serbia, donde luego de llegar casi una hora tarde le fue imposible mantenerse en equilibrio y cantar debido a su altísimo estado de ebriedad. Los fans la abuchearon y catalogaron el recital como desastroso y hasta “el peor concierto visto”. Esto la deprimió a tal punto que decidió cancelar el resto de los shows de la gira.
“Los que no pueden más, se van”, interpretó alguna vez el mítico grupo Serú Girán. Bastante acertado si logramos comprender que la lucha de Winehouse fue dura y compleja, al igual que la de muchos artistas que por diferentes motivos acaban con su vida del mismo modo.
Finalmente, su cuerpo y mente pudieron encontrarse en ese espacio que tanto anheló. Dejó dos discos, sin duda con temas increíbles, originales y profundamente sentimentales. Cualquier persona que se detenga simplemente a escuchar uno de sus párrafos o sus estribillos podrían entender su ambigüedad, su complejidad y simpleza, pero sobretodo su singularidad. Amy fue única.
Caracterizada por su extraño peinado, sus zapatos de taco alto, su maquillaje, sus incontables tatuajes y su voz única, su recuerdo quedará en la memoria de todos aquellos que fuimos privilegiados de escucharla.
Rest in peace Amy. 14-septiembre-1983/23-julio-2011
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